16 de enero de 2012

ESCLAVAS DEL SIGLO XXI: ¿Habría mujeres prostituidas si no hubiera clientes?

SE VENDE SEXO
SE COMPRA DOLOR



- ¡Eh! negrita, ¿cuánto vales?
-¡Eh! puta, negra, ven aquí.
Su voz se quiebra:
- Imagina cómo me sentía… ¡Me sentía sucia! Estaba humillada.
Inmigrante. Entre 18 y 25 años. Nivel educativo bajo. Pobre y con cargas familiares.  Millones de mujeres con este perfil son vendidas anualmente en todo el mundo como esclavas sexuales. No hay cifras oficiales, ni el fenómeno figura, en la actualidad, como prioridad en las agendas de los gobiernos.
“En casa las cosas no iban bien y mi madre me mandó a España, pero sin decirme qué tipo de trabajo iba a hacer. Durante el viaje me violaron y me robaron. Pasé hambre… Después, el viaje en patera: diez horas. Frío. Mucho dolor. Miedo… Me amenazaron con dañar a mi familia, me maquillaron… Tenía tantos clientes como fuera posible hasta que pagara mi deuda: ¡¡40.000 euros!! ¡¡40.000 euros!! ¡Imagina! Me sentía sucía… ¡Eh negrita! ¿Cuánto vales?... Mi sueño de una casita en mi país, una familia, unos hijos se ha roto… sólo existe el hoy: hace cuatro meses me enteré de que tenía SIDA.”
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estudió por primera vez el funcionamiento de las redes de trata de seres humanos en 2006, aunque no fue hasta 2009 cuando propuso recomendaciones y medidas concretas para combatir el fenómeno. Este organismo analizó la situación de las víctimas y las posibles soluciones en 155 países. Sus propuestas hicieron que en sólo dos años los Estados duplicaran las medidas para luchar contra la trata. Esto ocurrió hace dos años: sólo dos años desde que los Estados, los gobiernos del mundo tomaran conciencia de la existencia de este fenómeno, del drama que viven miles de mujeres en sus calles. Pese a todo, este problema sigue siendo secundario en las políticas estatales de la mayoría de países y la ONU reconoce que, hoy por hoy, una de las incógnitas sin respuesta es conocer el alcance real del fénomeno del trafficking.

La diferencia entre el tráfico ilegal de personas y la trata supone mucho más que el simple desplazamiento organizado de seres humanos y con fines de lucro. La trata implica, además, fuerza, engaño, coacción y abuso de poder, teniendo como objetivo principal la explotación sexual, la esclavitud o el trabajo forzado.
Al respecto, Amparo Díaz Ramos, abogada y coordinadora del Turno de Oficio Contra la Trata del Colegio de Abogados de Sevilla, añade: “Se da una vulneración de los Derechos Humanos no sólo cuando existe trata, sino también cuando hay explotación sexual en la que no hay un elemento de tráfico. Cuando no existe una situación de traslado de un sitio a otro, pero las mujeres sufren una situación degradante y están obligadas o sometidas. Incluso en los casos en los que no están siendo violentadas para ejercer la prostitución, la persona que se beneficia de esa explotación sexual también está cometiendo un delito perseguible a través de nuestro Código Penal”.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la trata con fines de explotación económica o sexual podría afectar a unos 2,5 millones de personas en todo el mundo cada año.

De entre estas estimaciones, España sobresale en el ranking: es uno de los principales países de tránsito y destino de estas mujeres y niñas en toda Europa: más de 300.000 personas podrían vivir en un régimen de esclavitud, siendo víctimas de trata y de las mafias más despiadadas, según datos de la Unidad de Violencia de Genéro del Ayuntamiento de Sevilla. Con este telón de fondo, y siguiendo las recomendaciones de Naciones Unidas, el Gobierno español aprobó en 2009 el Plan Integral de Lucha Contra la Trata (2009-2011), logrando cercar un poco más a las mafias y humanizando a las verdaderas víctimas: las mujeres prostituidas.
Aún así, las cifras siguien siendo un escándalo: el negocio de la prostitución mueve en España más de 18.000 millones de euros al año. Más de un millar de anuncios de contactos aparecen a diario en los periódicos españoles, reportándoles 13.000 euros de beneficios al día. Cuatro de cada diez hombres españoles reconoce haber pagado por sexo alguna vez en su vida.
¿Es un fenómeno imparable? ¿Cómo se puede combatir? ¿Por qué la sociedad es tan permisiva con los clientes? ¿Son estas mujeres víctimas, además, de esa permisividad? ¿Es conciente la ciudadanía del drama?

Conoce la historia de mujeres valientes que lograron escapar de la prostitución y conciencia a los que te rodean de que ellas son VÍCTIMAS Y NO OBJETOS SEXUALES. Lee más en Meridiam (reportaje de Portada páginas de la 20-27)

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