20 de octubre de 2011

Cuando el Hombre se tragó a El Leviatán.

Imaginen (si no han visto aún las imágenes por televisión): Un tipo coge su furgoneta y atropella a una pequeña que cruza la calle. La niña queda tirada en la calle. El hombre huye como si tal cosa. Una cámara de seguridad graba toda la escena. La agonía de la pequeña es contemplada por 18 personas que pasan junto a ella sin socorrerla, después de que otro conductor vuelva a atropellarla. A estas horas sigue debatiéndose entre la vida y la muerte. Ocurrió hace unos días en China, donde no existe el delito de omisión del deber de socorro y cuya sanidad, aún siendo un país comunista, es privada e inalcanzable para muchos bolsillos (se dice que en este país la persona que causa daño a otra está obligada a pagarle el gasto sanitario que conlleve: ¿nadie se paró a socorrer a la pequeña por esta razón?)

Me enchufo a la radio como casi cada tarde. En la tertulia de hoy debaten sobre la cita de Hobbes -¿Es el hombre un lobo para el hombre?- , a raiz de este terrible suceso ocurrido en China. Todos parecen coincidir en que los chinos son especialmente descuidados con su prójimo (¡son tantos!) Debaten sobre el ser humano (pero el de fuera de nuestras fronteras) y recuerdan que en EEUU es absolutamente cierto que si te caes o, de repente, te da un ataque al corazón en plena calle nadie te socorre. Allí, no porque tengas que pagar factura médica (que también) sino porque, explica uno de los tertulianos, tienen miedo, mucho miedo a la Policia y, en definitiva, a verse involucrados en problemas ajenos.

En un momento de la conversación, todos los participantes en la charla parecen justificar esa expresión de El hombre es un lobo para el hombre dado los factores externos: la sanidad, la policía... Eso sí, en varias ocasiones repiten que algo así en España sería inconcebible: ¿Atropellar a una persona y darse a la fuga? ¿No socorrerla? ¿Que alguien se caiga y no ayudar a levantarse?

Se abren teléfonos, y la mente preclara de algunos oyentes baja a los tertulianos de su nube:

¿Se acuerdan de Farruquito?

¿Y de aquel empresario cuyo trabajador (inmigrante ilegal) se segó un brazo en su panificadora y abandonó en el hospital, después de tirar el brazo a la basura?

Me niego a reproducir más barbaridades. El hombre no es malo por naturaleza, sólo es tan egoista que se tragó a El Leviatán para no compartirlo.

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